domingo, 23 de marzo de 2014

GASTRONOMÍA


A pesar de todo el tiempo que ha pasado, la comida de Pompeya parece llena de vida. Sabemos que los antiguos comían habas, aceitunas, duraznos, dátiles, almendras, cerezas agrias, manzanas silvestres, peras y nueces. Sin embargo, también hay evidencias de que eran grandes amantes del pescado gracias a un mosaico encontrado en Pompeya con una amplia variedad de pulpos, calamares, langostas, camarones, anguilas, lubinas, salmonetes, cazones, rayas y una especie de caracol. Además, los pompeyanos eran muy aficionados a una salsa de pescado salado llamado garum, similar a la salsa de pescado tailandesa, por la que Pompeya era especialmente famosa.

Mucha de la comida se hacía en barbacoas portátiles de terracota, donde las casas acomodadas tenían placas de piedra para cocinar (similar a nuestras placas) con el calor generado por un fuego de carbón.

Por otro lado, algunos frescos representan fielmente el tipo de cultura gastronómica que tenían los antiguos pompeyanos, y si hay algo que está claro es que sabían divertirse en la mesa. Una pintura de una cena privada muestra una pareja sentada en un sofá, ambos desnudos de cintura para arriba y cubiertos por ricas telas en la parte de abajo.

Otro fresco muestra una gran fiesta de hombres sentados en el sofá bebiendo vino. Uno de los invitados se tambalea y derrama el vino sobre sus pies mientras un esclavo le sostiene. Sin duda no todas las cenas eran tan suntuosas y decadentes como esta, pero cenar de esta manera era un privilegio reservado para los ricos. Para los pompeyanos más pobres lo habitual era tomar una comida rápida, ya que las viviendas más humildes carecían de chimenea y cocinar en casa tenía sus limitaciones.

Según el análisis de los 139 esqueletos de Herculano, un tercio de la población estaba anémica. Los más pobres apenas comían carne dejando sus huesos con falta de zinc. Además, esqueletos de todo tipo muestran signos de envenenamiento por plomo, seguramente debido a que el vino de la tierra se dosificó con este material para mantenerlo mejor. Sin embargo, sus dientes y huesos fuertes indican que las personas estaban mejor alimentadas que la población equivalente al Nápoles moderno. Todas esas frutas, frutos secos, pescado y aceite de oliva realmente sirvieron para algo.

 

Imagen de un Pan petrificado

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