C. PLINIVS, TACITO
SVO S.
[1] Petis ut tibi auunculi mei exitum scribam, quo
uerius tradere posteris possis. Gratias ago; nam uideo morti eius si.celebretur
a te immortalem gloriam esse propositam.
[4] Erat
Miseni classemque imperio praesens regebat. Nonum kal. Septembres hora fere septima mater mea indicat ei adparere nubem
inusitata et magnitudine et specie.
[5] Vsus ille sole, mox frigida, gustauerat iacens
studebatque; poscit soleas, ascendit locum ex quo maxime miraculum illud
conspici poterat. Nubes incertum procul intuentibus ex quo monte (Vesuuium
fuisse postea cognitum est) oriebatur, cuius similitudinem et formam non alia
magis arbor quam pinus expresserit.
[6] Nam longissimo uelut trunco elata in altum
quibusdam ramis diffundebatur, credo quia recenti spiritu euecta, dein
senescente eo destituta aut etiam pondere suo uicta in latitudinem uanescebat,
candida interdum, interdum sordida et maculosa prout terram cineremue
sustulerat.
[9] Vertit
ille consilium et quod studioso animo incohauerat obit maximo. Deducit
quadriremes, ascendit ipse non Rectinae modo sed multis (erat enim frequens
amoenitas orae) laturus auxilium.
[10] Properat illuc unde alii fugiunt, rectumque
cursum recta gubernacula in periculum tenet adeo solutus metu, ut omnes illius
mali motus omnes figuras ut deprenderat oculis dictaret enotaretque.
[11] Iam nauibus cinis incidebat, quo propius
accederent, calidior et densior; iam pumices etiam nigrique et ambusti et
fracti igne lapides; iam uadum subitum ruinaque montis litora obstantia.
Cunctatus paulum an retro flecteret, mox gubernatori ut ita faceret monenti
'Fortes' inquit 'fortuna iuuat: Pomponianum pete.'
.
[13] Interim e Vesuuio monte pluribus locis
latissimae flammae altaque incendia relucebant, quorum fulgor et claritas
tenebris noctis excitabatur. Ille agrestium trepidatione ignes relictos
desertasque uillas per solitudinem ardere in remedium formidinis dictitabat.
Tum se quieti dedit et quieuit uerissimo quidem somno; nam meatus animae, qui
illi propter amplitudinem corporis grauior et sonantior erat, ab iis qui limini
obuersabantur audiebatur.
[16] Sub dio rursus quamquam leuium exesorumque
pumicum casus metuebatur, quod tamen periculorum collatio elegit; et apud illum
quidem ratio rationem, apud alios timorem timor uicit. Ceruicalia capitibus
imposita linteis constringunt; id munimentum aduersus incidentia fuit.
[17] Iam dies alibi, illic nox omnibus noctibus
nigrior densiorque; quam tamen faces multae uariaque lumina soluebant. Placuit
egredi in litus, et ex proximo adspicere, ecquid iam mare admitteret; quod
adhuc uastum et aduersum permanebat.
[18] Ibi super abiectum linteum recubans semel
atque iterum frigidam aquam poposcit hausitque. Deinde flammae flammarumque
praenuntius odor sulpuris alios in fugam uertunt, excitant illum.
[19] Innitens seruolis duobus adsurrexit et statim
concidit, ut ego colligo, crassiore caligine spiritu obstructo, clausoque
stomacho qui illi natura inualidus et angustus et frequenter aestuans erat.
[20] Vbi dies redditus (is ab eo quem nouissime
uiderat tertius), corpus inuentum integrum inlaesum opertumque ut fuerat
indutus: habitus corporis quiescenti quam defuncto similior.
.
[22] Vnum adiciam,
omnia me quibus interfueram quaeque statim, cum maxime uera memorantur,
audieram, persecutum. Tu potissima excerpes; aliud est enim epistulam aliud
historiam, aliud amico aliud omnibus scribere. Vale.
C. PLINIO a su
querido Tácito, salud
[1] Pides que
te escriba la muerte de mi tío para poder transmitirla a la posteridad con más
veracidad. Te doy las gracias, pues veo que a su muerte, si es celebrada por
ti, se le ha planteado una gloria inmortal.
[4] Estaba en
Miseno y presidía el mando de la flota. El día 24 de agosto en torno a las 13
horas mi madre le indica que se divisa una nube de un tamaño y una forma
inusual..
[5] Él, tras
haber disfrutado del sol, y luego de un
baño frío, había tomado un bocado tumbado y ahora trabajaba; pide las
sandalias, sube a un lugar desde el que podía contemplar mejor aquel fenómeno.
Una nube (no estaba claro de qué monte venía según se la veía de lejos; sólo
luego se supo que había sido del Vesubio) estaba surgiendo. No se parecía por
su forma a ningún otro árbol que no fuera un pino.
[6] Pues
extendiéndose de abajo arriba en forma de tronco, por decirlo así, de forma muy
alargada, se dispersaba en algunas ramas, según creo, porque reavivada por un
soplo reciente, al disminuir éste luego,
se disipaba a todo lo ancho, abandonada o más bien vencida por su peso;
unas veces tenía un color blanco brillante, otras sucio y con manchas, como si
hubiera llevado hasta el cielo tierra o ceniza.
[9] Cambia de
plan y lo que había empezado con ánimo científico lo afronta con el mayor
empeño. Sacó unas barcas con cuatro
filas de remos y embarcó dispuesto a ayudar no sólo a Rectina, sino también a
muchos (pues lo agradable de la costa la había llenado de bañistas).
[10] Se
apresura a dirigirse a la parte de donde los demás huyen y mantiene el rumbo
fijo y el timón hacia el peligro, estando sólo él libre de temor, de forma que
fue dictando a su secretario y tomando notas de todas las características de
aquel acontecimiento y todas sus formas según las había visto por sus propios
ojos.
[11] Ya caía
ceniza en las naves, cuanto más se acercaban, más caliente y más densa; ya
hasta piedras pómez y negras, quemadas y
rotas por el fuego; ya un repentino bajo fondo y la playa inaccesible por el
desplome del monte. Habiendo vacilado un poco sobre si debía girar hacia atrás,
luego al piloto, que advertía que se hiciera así, le dice: «La fortuna ayuda a
los valerosos: dirígete a casa de Pomponiani».
[13] Entre
tanto desde el monte Vesubio por muchos lugares resplandecían llamaradas
anchísimas y elevadas deflagraciones, cuyo resplandor y luminosidad se
acentuaba por las tinieblas de la noche. Mi tío, para remedio del miedo, insistía en decir que debido a la agitación
de los campesinos, se habían dejado los fuegos y las villas desiertas ardían
sin vigilancia. Después se echó a reposar y reposó en verdad con un
profundísimo sueño, pues su respiración, que era bastante pesada y ruidosa
debido a su corpulencia, era oída por los que se encontraban ante su puerta.
[16] A la
intemperie de nuevo se temía la caída de piedras pómez a pesar de ser ligeras y
carcomidas, pero se escogió esta opción comparando peligros; y en el caso de mi
tío, una reflexión se impuso a otra reflexión, en el de los demás, un temor a
otro temor. Atan con vendas almohadas colocadas sobre sus espaldas: Esto fue la
protección contra la caída de piedras.
[17] Ya era de
día en otros sitios y allí había una noche más negra y más espesa que todas las
noches. Sin embargo muchas teas y variadas luminarias la aliviaban. Se decidió
dirigirse hacia la playa y examinar desde cerca qué posibilidad ofrecería ya el
mar; pero éste permanecía aún inaccesible y adverso.
[18] Allí
echado sobre una sábana extendida pidió una y otra vez agua fría y la apuró.
Luego las llamas y el olor a azufre, indicio de las llamas, ponen en fuga a los demás. a él lo alertan.
[19]
Apoyándose en dos esclavos se levantó e inmediatamente se desplomó, según yo
supongo, al quedar obstruida la respiración por la mayor densidad del humo, y
al cerrársele el esófago, que por naturaleza tenía débil y estrecho y
frecuentemente le producía ardores.
[20] Cuando
volvió la luz (era el tercer día, contando desde el que había visto por última
vez) se halló su cuerpo intacto, sin heridas y cubierto tal y como se había
vestido. El aspecto era más parecido a una persona dormida que a un cadáver.
[22]
Únicamente añadiré que he narrado todo en lo que yo había estado presente y lo
que había oído inmediatamente, cuando se recuerda la verdad en mayor medida. Tú
seleccionarás lo más importante; de hecho, una cosa es escribir una carta y
otra escribir historia, una cosa es escribir a un amigo y otra a todos. Adiós.
Si queréis leer completa esta carta de Plinio con traduccion pinchad aquí.
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