viernes, 17 de enero de 2014

CARTA DE PLINIO EL JOVEN A TÁCITO CON TRADUCCIÓN (PARTES MAS IMPORTANTES)

C. PLINIVS, TACITO SVO S.

[1] Petis ut tibi auunculi mei exitum scribam, quo uerius tradere posteris possis. Gratias ago; nam uideo morti eius si.celebretur a te immortalem gloriam esse propositam.

[4] Erat Miseni classemque imperio praesens regebat. Nonum kal. Septembres hora fere septima mater mea indicat ei adparere nubem inusitata et magnitudine et specie.

[5] Vsus ille sole, mox frigida, gustauerat iacens studebatque; poscit soleas, ascendit locum ex quo maxime miraculum illud conspici poterat. Nubes incertum procul intuentibus ex quo monte (Vesuuium fuisse postea cognitum est) oriebatur, cuius similitudinem et formam non alia magis arbor quam pinus expresserit.

[6] Nam longissimo uelut trunco elata in altum quibusdam ramis diffundebatur, credo quia recenti spiritu euecta, dein senescente eo destituta aut etiam pondere suo uicta in latitudinem uanescebat, candida interdum, interdum sordida et maculosa prout terram cineremue sustulerat.

 [9] Vertit ille consilium et quod studioso animo incohauerat obit maximo. Deducit quadriremes, ascendit ipse non Rectinae modo sed multis (erat enim frequens amoenitas orae) laturus auxilium.

[10] Properat illuc unde alii fugiunt, rectumque cursum recta gubernacula in periculum tenet adeo solutus metu, ut omnes illius mali motus omnes figuras ut deprenderat oculis dictaret enotaretque.

[11] Iam nauibus cinis incidebat, quo propius accederent, calidior et densior; iam pumices etiam nigrique et ambusti et fracti igne lapides; iam uadum subitum ruinaque montis litora obstantia. Cunctatus paulum an retro flecteret, mox gubernatori ut ita faceret monenti 'Fortes' inquit 'fortuna iuuat: Pomponianum pete.'
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[13] Interim e Vesuuio monte pluribus locis latissimae flammae altaque incendia relucebant, quorum fulgor et claritas tenebris noctis excitabatur. Ille agrestium trepidatione ignes relictos desertasque uillas per solitudinem ardere in remedium formidinis dictitabat. Tum se quieti dedit et quieuit uerissimo quidem somno; nam meatus animae, qui illi propter amplitudinem corporis grauior et sonantior erat, ab iis qui limini obuersabantur audiebatur.

[16] Sub dio rursus quamquam leuium exesorumque pumicum casus metuebatur, quod tamen periculorum collatio elegit; et apud illum quidem ratio rationem, apud alios timorem timor uicit. Ceruicalia capitibus imposita linteis constringunt; id munimentum aduersus incidentia fuit.

[17] Iam dies alibi, illic nox omnibus noctibus nigrior densiorque; quam tamen faces multae uariaque lumina soluebant. Placuit egredi in litus, et ex proximo adspicere, ecquid iam mare admitteret; quod adhuc uastum et aduersum permanebat.

[18] Ibi super abiectum linteum recubans semel atque iterum frigidam aquam poposcit hausitque. Deinde flammae flammarumque praenuntius odor sulpuris alios in fugam uertunt, excitant illum.

[19] Innitens seruolis duobus adsurrexit et statim concidit, ut ego colligo, crassiore caligine spiritu obstructo, clausoque stomacho qui illi natura inualidus et angustus et frequenter aestuans erat.

[20] Vbi dies redditus (is ab eo quem nouissime uiderat tertius), corpus inuentum integrum inlaesum opertumque ut fuerat indutus: habitus corporis quiescenti quam defuncto similior.
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[22] Vnum adiciam, omnia me quibus interfueram quaeque statim, cum maxime uera memorantur, audieram, persecutum. Tu potissima excerpes; aliud est enim epistulam aliud historiam, aliud amico aliud omnibus scribere. Vale.



C. PLINIO a su querido Tácito, salud

[1] Pides que te escriba la muerte de mi tío para poder transmitirla a la posteridad con más veracidad. Te doy las gracias, pues veo que a su muerte, si es celebrada por ti, se le ha planteado una gloria inmortal.

[4] Estaba en Miseno y presidía el mando de la flota. El día 24 de agosto en torno a las 13 horas mi madre le indica que se divisa una nube de un tamaño y una forma inusual..

[5] Él, tras haber disfrutado del sol,  y luego de un baño frío, había tomado un bocado tumbado y ahora trabajaba; pide las sandalias, sube a un lugar desde el que podía contemplar mejor aquel fenómeno. Una nube (no estaba claro de qué monte venía según se la veía de lejos; sólo luego se supo que había sido del Vesubio) estaba surgiendo. No se parecía por su forma a ningún otro árbol que no fuera un pino.

[6] Pues extendiéndose de abajo arriba en forma de tronco, por decirlo así, de forma muy alargada, se dispersaba en algunas ramas, según creo, porque reavivada por un soplo reciente, al disminuir éste luego,  se disipaba a todo lo ancho, abandonada o más bien vencida por su peso; unas veces tenía un color blanco brillante, otras sucio y con manchas, como si hubiera llevado hasta el cielo tierra o ceniza.

[9] Cambia de plan y lo que había empezado con ánimo científico lo afronta con el mayor empeño.  Sacó unas barcas con cuatro filas de remos y embarcó dispuesto a ayudar no sólo a Rectina, sino también a muchos (pues lo agradable de la costa la había llenado de bañistas).

[10] Se apresura a dirigirse a la parte de donde los demás huyen y mantiene el rumbo fijo y el timón hacia el peligro, estando sólo él libre de temor, de forma que fue dictando a su secretario y tomando notas de todas las características de aquel acontecimiento y todas sus formas según las había visto por sus propios ojos.

[11] Ya caía ceniza en las naves, cuanto más se acercaban, más caliente y más densa; ya hasta piedras pómez y negras,  quemadas y rotas por el fuego; ya un repentino bajo fondo y la playa inaccesible por el desplome del monte. Habiendo vacilado un poco sobre si debía girar hacia atrás, luego al piloto, que advertía que se hiciera así, le dice: «La fortuna ayuda a los valerosos: dirígete a casa de Pomponiani».

[13] Entre tanto desde el monte Vesubio por muchos lugares resplandecían llamaradas anchísimas y elevadas deflagraciones, cuyo resplandor y luminosidad se acentuaba por las tinieblas de la noche. Mi tío, para remedio del miedo,  insistía en decir que debido a la agitación de los campesinos, se habían dejado los fuegos y las villas desiertas ardían sin vigilancia. Después se echó a reposar y reposó en verdad con un profundísimo sueño, pues su respiración, que era bastante pesada y ruidosa debido a su corpulencia, era oída por los que se encontraban ante su puerta.

[16] A la intemperie de nuevo se temía la caída de piedras pómez a pesar de ser ligeras y carcomidas, pero se escogió esta opción comparando peligros; y en el caso de mi tío, una reflexión se impuso a otra reflexión, en el de los demás, un temor a otro temor. Atan con vendas almohadas colocadas sobre sus espaldas: Esto fue la protección contra la caída de piedras.

[17] Ya era de día en otros sitios y allí había una noche más negra y más espesa que todas las noches. Sin embargo muchas teas y variadas luminarias la aliviaban. Se decidió dirigirse hacia la playa y examinar desde cerca qué posibilidad ofrecería ya el mar; pero éste permanecía aún inaccesible y adverso.

[18] Allí echado sobre una sábana extendida pidió una y otra vez agua fría y la apuró. Luego las llamas y el olor a azufre, indicio de las llamas,  ponen en fuga a los demás. a él lo alertan.

[19] Apoyándose en dos esclavos se levantó e inmediatamente se desplomó, según yo supongo, al quedar obstruida la respiración por la mayor densidad del humo, y al cerrársele el esófago, que por naturaleza tenía débil y estrecho y frecuentemente le producía ardores.

[20] Cuando volvió la luz (era el tercer día, contando desde el que había visto por última vez) se halló su cuerpo intacto, sin heridas y cubierto tal y como se había vestido. El aspecto era más parecido a una persona dormida que a un cadáver.

[22] Únicamente añadiré que he narrado todo en lo que yo había estado presente y lo que había oído inmediatamente, cuando se recuerda la verdad en mayor medida. Tú seleccionarás lo más importante; de hecho, una cosa es escribir una carta y otra escribir historia, una cosa es escribir a un amigo y otra a todos. Adiós.


Si queréis leer completa esta carta de Plinio con traduccion pinchad aquí

LOS TESTIMONIOS DE PLINIO EL JOVEN Y PLINIO EL VIEJO

Plinio el joven 

Cayo Plinio Cecilio Segundo conocido como Plinio el Joven, fue un abogado, escritor y científico de la antigua Roma. Nace en el año 61 en Como, Italia y muere el 112 en Circa, Bitinia.

Cuando era niño perdió a sus padres y quedó a la tutela de Lucio Verginio Rufo, y posteriormente adoptado por su tío Plinio el Viejo.

Este lo manda a estudiar a Roma y comienza su carrera de leyes a los 19 años de edad, y de forma honesta fue ascendiendo en el “cursus honorum”.

Fue “flamen Divi Augusti”,”decemvir litibus iudicandis”, “sevir equitum Romanorum” , ”quaestor imperatoris”,”cónsul seffectus”, tribuno de la plebe, cuestor urbano y tribuno militar. Prácticamente ejerció todos los cargos públicos más importantes de Roma y esto le permitió contribuir en la organización del imperio.

Escribió numerosas cartas pero una de las más importantes y relevantes con referencia a Pompeya es la carta que le escribe a Tácito sobre la Erupción del Vesubio.

En esta carta Plinio el Joven responde a Tácito narrándole la historia de la muerte de su tío, esta historia comienza el 24 de agosto en torno a las 13 horas. Tácito quería conocer más acerca de la muerte de Plinio el Viejo para poder escribir sobre él. Plinio el Joven estuvo de acuerdo con esto ya que pensaba que gracias a los escritos de Tácito su tío Plinio el Viejo perduraría más en el tiempo. Al final de la carta añade que él solo ha escrito sobre lo que había estado presente u oído inmediatamente, cuando recuerda la verdad en mayor medida.  


Plinio el viejo

Gayo Plinio Segundo, conocido como Plinio el Viejo, fue un escritor latino, científico, abogado, naturalista y militar romano. Nace en el año 23 en Como, Italia y muere el 79 en Estabia el 25 de agosto.

Plinio Segundo fue miembro de la clase social de los caballeros romanos. Su padre lo envió a Roma y confió su educación a uno de sus amigos, el poeta y general Publio Pomponio

En Roma, Plinio estudió botánica en el jardín de Antonio Castor y conoció los antiguos árboles-lotos en los terrenos que habían pertenecido en su día a Craso. Bajo la influencia de Séneca, llegó a ser un estudiante apasionado de la filosofía y la retórica y comenzó a ejercer la profesión de abogado. Participó en la campaña militar contra los germanos.

Durante el mandato de Nerón vivió principalmente en Roma, donde asistió a la construcción de la Domus Aurea de Nerón. Bajo el principado de su amigo Vespasiano, se reincorporó al servicio del estado como procurador en la Galia Narbonense y en la Hispania Tarraconense.

Algunas de sus obras fueron citadas en la obra de Tácito “Anales”

El 24 de agosto de 79, cuando se produce la erupción del Vesubio que sepultó a Pompeya y Herculano, se encontraba en Miseno. Queriendo observar el fenómeno más de cerca y deseando socorrer a algunos de sus amigos que se encontraban en dificultades sobre las playas de la bahía de Nápoles, atravesó con sus galeras la bahía llegando hasta Estabia, donde murió, posiblemente asfixiado, a la edad de 56 años.